Este bizcocho es notable por las capas de texturas distintas que se forman en su interior después de hornearlo, creando una experiencia única de bizcocho, pudín y crema con un sabor muy especial. He probado hacerlo con arándanos frescos, pero el resultado no fue el mismo, ya que la fruta soltó líquido en exceso y el bizcocho no adquirió las texturas esperadas. Acompañado de una bola de helado, se convierte en un postre refrescante y delicioso. Los arándanos son conocidos por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, lo que los hace aún más atractivos como ingrediente.