La crema inglesa nos puede servir para enriquecer multitud de postres. Su sabor fino y delicado eleva cualquier creación dulce a un nivel superior. A diferencia de la crema catalana, la crema inglesa se caracteriza por ser más ligera y suave al paladar, lo que la convierte en una elección ideal para aquellos que prefieren texturas más livianas y menos densas. Además, su versatilidad permite combinarla con frutas frescas, tartas, pasteles o incluso helados, añadiendo una nota de elegancia y suavidad. Rellenar una manzana al horno con ella será un postre exquisito para ofrecer a tus comensales.