Estos macarrones dan algo más de trabajo que los realizados con carne picada, pero merece la pena, pues el resultado es claramente superior. La carne rustida pasada por la picadora hace que la pasta se impregne muy bien con su sabor. La receta mejora si se prepara el día anterior.
También se pueden comer sin gratinar, con el queso espolvoreado por encima o directamente sin queso. Los macarrones nos servirán de primer y segundo plato, pues contienen proteínas e hidratos de carbono. Se pueden acompañar con unas verduras al vapor o una ensalada y una macedonia como postre.